viernes, 6 de abril de 2012

El sueño americano del escritor

Fantaseo con escribir una novela sin detenerme hasta el final y sin esfuerzo, algo así como el asalto al banco literario, la gran estafa al capital simbólico. La realidad es otra. Cada palabra es un mordisco a nuestra integridad física y moral pero es también un entrenamiento necesario para la buena salud, y a quienes me digan que la escritura no saca músculo los reto a que pasen y miren mi cuerpo de atleta.
Sin embargo aún no me atrevo a contestar a la pregunta de Fitzgerald: "¿Has hecho de tu cuerpo un instrumento útil o lo has ignorado?"

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